Morir en blanco, y todos en el funeral de negro. La antinomia perfecta, vil y póstuma.
Silencio de hospital…
De nada sirve callarse si no se aprende el lenguaje visual y limpio del mirar, el idioma indómito de las pupilas y el alma, del corazón y la retina de la verdad y la mentira.
Censura al hablar…
Los lagrimales que se inundan de infartos ya no recuperan a su prole que siguen el curso del océano ancho y desembocan donde los sueños se hunden y no dejan ningún rastro…
Donde la vida empieza y las palabras solas se entierran.
Mirada tácita…