lunes, 28 de enero de 2008

Algo para agarrar el bisturì y empezar a crear. Todos somos obras de arte, nos caga el gusto de los demàs.

El carmín del Edén.

Lirio I

Tiene hedor a sangre seca, el rubi que encontrò debajo del perro sin vida.Es una sensación marchita del cuerpo que va demacrando sencillamente sus visceras.Pertenece al rojo, al azul y al negro el olor es tan fuerte que si fuera descriptible el dolor, semejante serìan las palabras.Parasitean la voz con delicadas rosadas figuras y con pus abren el juego al olvido de tierras nocturna.Se va atenuando el sabor de la ida sin vuelta. Se acrecentò en tus manos el pesar de un hola sin hondura.Me convenci de que tu pelo jamas despedirìa tanta ternura, me convenci de que la luna jamas observarìa nuestra locura.Tengo miedo de mirar hacia abajo, es tan cruel el pantanoso paisaje.Pero arriba tampoco me aguarda el sublime sabotaje.Tengo sangre en demasìa por dentro, por afuera estoy limpia.Tengo tanto olvido dentro por afuera derruida.El piensa en su felicidad pero a mi me parece absurdo pensar en la mìa.Un dìa anormal como siempre juega con la guadaña y pernocta a mi zurda.Y es muy entera la noche porque no se hizo eviterna la tarde. Mi ausencia sì, por eso incompleta es tu dicha.Tienes olor a sangre frìa, no te aflijas mi pequeña niña, como el perro pasaràs a grandiosa vida.Griterìo, mucho griterìo.Alarmante es mi dulzura y la ceguera de muchos la acentua.Mis vertebras son el numero de las suyas pero tu alma y corazòn se bifurcan.Millas kilómetros onzas kilogramos siempre seràn la pintura blanca y en doble raya.Mantene tu derecha y yo la mìa.Yo me formo en muñones, vos triunfa en tu vida.

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